Las velas

Érase una vez una gran vela de cera, consciente de su alto rango y muy pagada de sí misma. - Estoy hecha de cera, y me fundieron y dieron forma en un molde -decía-. Alumbro mejor y ardo más tiempo que las otras luces; mi sitio está en una araña o en un candelabro de plata. - Debe ser una vida bien agradable la suya -observó la vela de sebo-. Yo no soy sino de sebo, una vela sencilla, pero me consuelo pensando que siempre vale esto más que ser una candela de a ...